miércoles, 13 de agosto de 2008

Los noticiarios del día a día

Esto del periodismo televisivo regional es una penosa alienación de la que formamos parte la gran mayoría de periodistas, empresarios y gerentes de medios de comunicación. El menú es conocido:
1) Empezar con noticias policiales (asesinatos –cuanto más macabros, mejor-, accidentes de tránsito –cuanto más muertos, mejor-, robos –cuanta más plata, mejor-, violaciones –cuanto más niño(a), mejor-, capturas –cuanto más ‘ranqueado’ sea el delincuente, mejor-, incautaciones –cuanto más ketes, mejor-). En suma, lo que tenga que ver con sangre, chévere; 2) Seguir con los hechos políticos (dame que te doy entre autoridades y más…); 3) Continuar con incidencias municipales y/o sindicales; 4) Proseguir con cualquier idiotez que se encontraron los reporteros (choque levísimo entre dos taxis, sin heridos, solo asustados; un cadáver cualquiera en el mortuorio del Hospital Belén; o un infeliz que acudió al Hospital Regional porque un perro le mordió); 5) Prolongar con una nota social (casi siempre positivas, y si es de ayuda, bueno); 6) Ampliar con una ‘pasadita de mano’ mediante notas a las empresas anunciantes; y 7) Terminar con deportes.

Y dije alienación porque la mencionada parrilla noticiosa diaria uno la ve en las ediciones centralistas de “América Noticias”, “90 segundos” y “24 horas”, que a la vez tiene su raíz en el periodismo pragmatista amarillista de Estados Unidos. O sea, todo importado. Si los limeños se copian de lo foráneo, las regiones calcamos lo capitalino. No creo que se trate de un plagio gratuito, es una consecuencia de compartir el mismo sistema de mercado libre y a ultraderecha.

Y bueno, en el menú hay de todo, ¿no? Yo diría que no, porque ni como postre ni como refresco nuestros canales se preocupan por el arte y la cultura. Tampoco por la educación y menos por las que yo llamo historias de virtud, aquellas que hablan de una o más personas cuya labor o actividad puede constituirse en un ejemplo para la sociedad (grupos que se dedican al cuidado del medio ambiente; asociaciones juveniles que trabajan por un país más democrático; madres modelo para sus organizaciones de base; microempresarios exitosos; mujeres u hombres que han vencido adicciones, enfermedades, miedos; colegiales sobresalientes, etc.)




Respecto a lo primero, me temo que son escasísimos los periodistas que entiendan de arte (me incluyo). Pero atribuir a esa razón un fracaso en esta rama, sería un error. Porque no solo es entender, sino también sentir el arte, que es mucho mejor. Porque la televisión, por naturaleza, es emocional y no racional. Lo que hace falta es conmover a la audiencia. Y para conmover hay que sentir. Y no me digan que no, que es difícil. ¡Al carajo! Porque para conmover con muertos repugnantes y niñas violadas ahí sí hay ideas y de sobra ¿no? Con el arte es fácil conmover. Un ejemplo es la música: asistamos solo a un ensayo de la orquesta sinfónica y lo que tocan, que sea escogido como fondo de nuestra nota. O un festival de canto lírico que en Trujillo se realiza todos los años. El solo hecho de grabar a una soprano cantando “El cóndor pasa” ya es bastante. Emitir ese canto al aire, creo que sí jala gente. Preguntemos a los artistas qué es para ellos la música, la pintura, la escultura, el canto, el dibujo, la literatura porque sus respuestas siempre serán emotivas. Es similar a cuando nos preguntan qué es el amor cuando estamos recontratemplados; qué representa el fútbol para mí si soy futbolista; o más regalado, qué es el periodismo para un periodista. Las preguntas sobre lo que a uno se dedica con pasión, siempre obtendrán respuestas apasionadas.

Es solo una parte de lo que hace falta. Siempre escucho a gente que pide cambios en los medios. No aspiro a un modelo noticioso perfecto, de la “sociedad ideal”, de lo intachablemente ético, pero creo que mucho contenido policial ya resulta nocivo. Es posible que sea rentable, pero hay otros campos que también pueden serlo. Tampoco es cuestión de sostener: “la educación es responsabilidad del gobierno y no de los medios”. Sería como aceptar que un padre de familia hable lisuras, se emborrache, golpee a su mujer y tantas atrocidades más delante de sus hijos…. Y al final diga: “yo no educo, lo hace el colegio”.

Hay que empujar el carro de lo bueno, de lo natural, de lo humano, de lo virginal. Cuánto hemos perdido el sentido del ser humano. Humano no es solo comprar, aspirar a lo material o tener desgracias. Humano también es ser feliz haciendo lo que nos gusta, es servir, y es querer hacer un mejor país. Y por supuesto que hay personas que lo practican ¿A esas personas encontramos en nuestros noticiarios del día a día? Creo que no. Y así llevamos años de años de años de años… Emitiendo cojudeces a la gente que, desafortunadamente, ya se acostumbró a tener que tragarse su invariable menú diario.